Se utiliza para detectar el grosor, el grado de deslizamiento y zonas dolorosas de la piel.
El procedimiento para realizar la prueba consiste en levantar un pliegue cutáneo entre el pulgar e índice de ambas manos y hacerlo rodar en el tronco o extremidades.
En zonas dolorosas el grosor del pliegue aumenta, se levanta con mayor dificultad que en situaciones normales y adquiere una consistencia más sólida.