-Esfuerzos máximos repentinos en un momento determinado de la actividad física (cambios bruscos de dirección, paradas de movimientos rápidos, aguantes de caídas, en las salidas de carreras).
-Preparación insuficiente (calentamiento defectuoso, mal estado del terreno de entrenamiento).
-Condiciones atmosféricas desfavorables (exposición al frio produce un descenso del umbral de excitabilidad de los receptores provocando lesiones musculares).
-Agotamiento muscular (poco reposo, deshidratación, mala alimentación):
-Poca atención al equilibrio muscular fisiológico agonista-antagonista.
-Lesiones previas o rehabilitación inadecuada.
-Edad (a mayor edad mayores riesgos de lesionarse).