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Djokovic probablemente sea el mejor tenista masculino de la historia. Con 21 títulos de Grand Slam, el último conquistado en Wimbledon de este año, el séptimo de su carrera en La Catedral, uno menos que los que acumula el español Rafael Nadal, el dueño momentáneo del récord.
Una de las piezas clave de la maquinaria del ex número uno del mundo es de origen argentino: el fisioterapeuta Ulises Badio, el hombre que cuida cada detalle de su cuerpo.
Santafesino y licenciado en kinesiología y fisioterapia, Badio emigró de joven a los Estados Unidos y potenció su formación en Italia. En ese país su vida comenzó a cambiar en 2013, cuando ingresó al equipo de profesionales del Masters 1000 de Roma, uno de los torneos de más prestigio en el planeta.
Allí Djokovic tuvo su primer contacto con Badio y, desde entonces, el argentino se convirtió en una ficha fundamental en el equipo del multicampeón serbio.
«Empecé a trabajar para la ATP entre 2011 y 2012. Nos veíamos cada tanto. Como fisioterapeuta mi sueño siempre fue empezar a trabajar con el número uno. En 2017 se me cumplió: Djokovic me preguntó si quería sumarme a su equipo. Desde Roland Garros de ese año seguimos juntos», explicó el argentinoen SPortal.
«La responsabilidad que hay sobre un jugador como Djokovic es del 200%. Hay que conocer cada detalle de su anatomía para no lesionarlo. Para mí fue muy importante abrirme a una filosofía más alternativa y holística. Trabajamos con 24 horas al día. Lo observo incluso hasta cuando está sentado para ver cuál es su postura»,reflexionó Badio, especializado en técnicas de moxibustión, una mezcla entre acupuntura y medicina china que impulsa la energía y otorga herramientas para relajar a los músculos -usa hojas pulverizadas, secas y trituradas de la planta Artemisia abrotanum-.
Fuente: El gráfico
