Cuatro de cada diez clínicas privadas de fisioterapia cerraron por la pandemia de coronavirus y el 63% tuvieron que solicitar las ayudas de emergencia del Gobierno. Así lo concluye un estudio que han elaborado Investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera en Elche. El estudio trata de demostrar el impacto negativo en el trabajo y las finanzas de estos profesionales del sector público y privado. Se desprende que en el ámbito laboral, las modificaciones o suspensiones del horario de citas en clínicas privadas, o el traslado de los profesionales sanitarios a hospitales de agudos de covid-19 fueron algunas de las consecuencias de la pandemia.
En el trabajo, que es el primero en España en evaluar este fenómeno en el sector de la Fisioterapia, han participado 666 profesionales, quienes destacan el miedo a la infección del paciente y la imposición de medidas de seguridad como las principales causas que comprometieron su actividad. Se da la circunstancia de que la reducción de la jornada laboral observada entre los fisioterapeutas españoles es comparable a la de otros países como Estados Unidos, donde las prácticas clínicas sufrieron una disminución del 60% en el volumen de pacientes y del 55% en los ingresos a causa del covid-19.
Repercusión en lo privado
El estudio muestra que la mayoría de los profesionales de fisioterapia en España trabajaban en aquellos momentos por cuenta propia o en pequeñas o medianas empresas. “A medida que se ampliaron las medidas para contener la propagación del virus, el impacto económico en las clínicas privadas fue mayor, y podría traducirse en pérdida de empleo y cambios cualitativos y cuantitativos en la atención”, aseguran los investigadores del grupo Fisioterapia Activa, Terapia Manual y Análisis de Imagen (FAMI).
En este sentido, los fisioterapeutas consultados que trabajaban en el sector privado indicaron que su horario era más reducido con respecto a los que trabajaban en el sector público. Asimismo, durante el estado de alarma, los fisioterapeutas se consideraron un servicio básico para atender únicamente situaciones de urgencia, mientras que las actividades asistenciales no urgentes que estaban programadas quedaron suspendidas (25, 32). Esto obligó a cerrar muchas clínicas privadas de fisioterapeutas (36,4%), y la mayoría de los profesionales (62,7%) tuvo que pedir ayudas al Gobierno, de las que el 8% fueron rechazadas.
Causas
Entre las causas de este impacto negativo, los fisioterapeutas esgrimen la disminución de la atención al paciente en las consultas para garantizar su seguridad y la de los trabajadores (52,5%). “A ello hay que sumar las estrictas medidas de seguridad impuestas por el Gobierno, y la escasez o los altos precios de los equipos de protección necesarios para cumplir con estas medidas de seguridad, lo que agravó mucho el impacto laboral y económico que sufrieron las clínicas”.
Los investigadores determinaron que los fisioterapeutas que trabajaban en el sector privado estaban más preocupados por su propia salud y la de sus pacientes. Ello les condujo a implementar medidas adicionales, como los dispositivos de desinfección de habitaciones mediante ozono o luz ultravioleta.
Cuentan que “trabajar en clínicas privadas se asoció con el miedo a tener que cerrar la clínica por contagio de covid-19, lo que quizás acarrearía pérdidas económicas importantes, a pesar del contagio descrito en el Real Decreto 6/2020, de 10 de mayo, como una enfermedad común asociada a un accidente de trabajo, y las medidas de urgencia adoptadas en el ámbito económico. Esta circunstancia podría haber influido en el aumento de la preocupación de los profesionales sanitarios por evitar el contagio de pacientes o empleados en sus clínicas privadas, aunque ello podría redundar en un aumento de los costes asociados a la implantación de más medidas de seguridad en un periodo de recesión económica”.
Vacunas
Por otro lado, la aceptación de la vacuna entre los fisioterapeutas españoles fue alta, 87,5%, siendo menor entre el grupo de mayores de 40 años, autónomos, viudos o separados. En este sentido, no solo influyó la preocupación por su propia salud o la de la comunidad en general, sino por el impacto económico que una infección en el lugar de trabajo podría significar.
“Sin embargo, la aparición de efectos adversos durante la campaña de vacunación y la discrepancia entre las autoridades políticas y sanitarias a la hora de definir la estrategia de vacunación, aumentaron las dudas del profesional sanitario para recibir la segunda dosis”, aclaran los investigadores. En este sentido, la correcta coordinación entre las distintas organizaciones y medios de comunicación durante la campaña de vacunación “es indispensable para que los profesionales de la salud puedan ofrecer a la población en general información precisa, fiable y fidedigna”.
Fuente: Información