Durante las primeras semanas de vida, el recién nacido tiene poca movilidad y es por tanto importante la postura en la que se le debe colocar porque en esa postura permanecerá más tiempo.
Actualmente no hay duda que se le debe acostar boca arriba siempre para dormir y mientras no esté vigilado (mientras los padres duermen); en los ratos en los que está despierto y observado se le puede ir poniendo en otras posiciones para que el bebé vaya explorando lo que le rodea desde distintos puntos de vista.
Esa prioridad sólo debe alterarse cuando existan caso de fuerza mayor que lo desaconsejen. Estamos refiriéndonos a circunstancias como las malformaciones bucales, problemas respiratorios crónicos, reflujo gastroesofágico severo.