La micción viene determinada por un reflejo, en el que intervienen el Sistema Nervioso Simpático y parasimpático. Existen tres estados de integración de este reflejo:
–Primer nivel: Nivel Medular. Característico de niños pequeños, con influencia del sistema autónomo. La vejiga está inervada por simpático: actúa para llenarla, facilitando contraer el músculo detrusor y relajar el esfínter; abre el conducto y expulsa la orina. Cuando existe una cantidad importante se descarga. No se controla.
–Segundo nivel: Nivel Subcortical. Determinado por el hipotálamo que impone unos ritmos fisiológicos pequeños (día y noche). Más regulador que el anterior nivel, aunque sin un control absoluto.
–Tercer nivel: Nivel Cortical (encéfalo). Se puede controlar a voluntad el detrusor y esfínter estriado. Podemos ignorarlo no orinando, entonces se va el reflejo y se prolonga más horas. Posteriormente reaparece el reflejo y otra vez podemos orinar o no. Es el funcionamiento usual en los adultos. En casos extremos, con deseos urgentes de orinar, no podremos retener más la orina venciendo la presión de la orina la presión de cierre del esfínter uretral.