Ante las aplicaciones de electroterapia: galvanismo, baja frecuencia, media, alta y otras variantes como láser o ultrasonidos, se puede seguir un protocolo de actuación.
1.Marcarse mentalmente el objetivo a conseguir.
2.Establecer la mejor técnica posible para alcanzarlo.
3.Colocar al paciente adecuadamente según la técnica decidida.
4.Cuidar y vigilar las posibles derivaciones eléctricas entre el paciente y tierra u otros aparatos eléctricos próximos.
5.Descubrir la zona tratada evitando compresiones o estrangulamientos con las prendas replegadas.
6.Explicar al paciente lo proyectado y advertirle de las sensaciones, evitando dolores o molestias.
7.Disponer y preparar los electrodos adecuados.
8.Disponer o programar el equipo de acuerdo a lo proyectado.
9.Fijar y aplicar los electrodos adecuadamente.
10.Subir la intensidad o potencia adecuada y lentamente.
11.Palpar, observar, preguntar y comprobar sobre la respuesta deseada y si se cumple el objetivo proyectado.
12.Buscar mejores respuestas variando los parámetros de la corriente.
13.Evitar molestias o dolores al paciente y posibles riesgos de quemadura.
14.Si la aplicación no cumple los objetivos es fallida y no se debe practicar.
15.Marcar tiempo de la sesión.
16.Estar pendiente de la evolución a lo largo de la sesión y comentar al paciente que avise si nota sensaciones extrañas o molestias.
17.Desconectar lentamente e interrogar al paciente sobre la evolución de la sesión.
18.Tener en cuenta evolución y datos aportados por nuestra observación directa y comentarios del paciente.
19.Tomar notas de los cambios, incidencias y variaciones en la evolución o en los parámetros de la corriente.
20.Retirar el tratamiento al conseguir los objetivos marcados.