Los huesos del pie no se disponen en un plano horizontal sino que forman unos arcos longitudinal y transverso respecto del suelo. Esto favorece la absorción y distribución hacia debajo de las fuerzas del cuerpo en bipedestación y al moverse sobre diferentes superficies.
Arco longitudinal: Está formado entre el extremo posterior del calcáneo y las cabezas de los metatarsianos. Es más alto en su cara medial, donde forma la parte medial del arco longitudinal, y más bajo en su cara lateral, donde constituye la parte lateral.
Arco transverso: El arco transverso del pie es más alto en el plano coronal que atraviesa la cabeza del astrágalo y desaparece cerca de las cabezas de los metatarsianos, donde estos huesos se mantienen juntos por medio de los ligamentos metatarsianos transversos profundos.