-Tirantez de fascias de tejido conectivo, consecutivas a traumatismos, cirugía, daño por radiación o quemaduras.
-Edema articular y periarticular a causa de traumatismos agudos o infecciones, y un incremento del tejido conectivo en casos crónicos.
-Cambios en la estructura articular debidos a fracturas.
-Separación de estructuras articulares de su superficie correspondiente: cartílago, hueso
-Lesiones discales, roturas, protrusiones o prolapsos del disco.
-Pinzamientos del nervio, como en la ciática.
-Lesiones del sistema nervioso central que cursen con rigidez y acortamiento muscular.
-Acortamiento de la longitud muscular por inmovilización prolongada junto con ortesis o yesos.
-Deterioro general de los tejidos ligamentosos y capsulares, con procesos degenerativos por la edad.
-Tono muscular exarcebado y dolor tras un esfuerzo ocasional intenso (dolor muscular tardio).
-Activación de nociceptores del tejido conectivo y del sistema miotendinoso articular debido a traumatismos y procesos inflamatorios.
-Activación de nociceptores del tejido conectivo periarticular posteriores a estiramientos excesivamente duraderos o con excesiva fuerza.