Es más típico de mujeres jóvenes y de mediana edad y se caracteriza por ser muchas veces un cuadro bilateral (con distinto grado de evolución) que se presenta con agudizaciones sobre un fondo crónico con dolor localizado en la cara anterior de la rodilla (a veces con irradiación posterior o lateral que puede confundir) que aumenta al subir y bajar escaleras y/o rampas, así como con los periodos prolongados de flexión de la rodilla (es el llamado signo de la butaca). Ocasionalmente, puede coexistir derrame por temporadas.
En la exploración, es común cierto grado de atrofia cuadricipital y objetivamos dolor al oprimir la rótula y deslizarla contra el fémur (signo del cepillo rotuliano), así como a la palpación por debajo de las carillas articulares de la rótula.