-Incomodidad / desadaptación al respirador: revisar parámetros, comprobar que el tamaño de la mascarilla es el adecuado, intentar tranquilizar al paciente.
– Eritema facial: revisar ajustes de sujeción y disminuir su tensión.
– Sequedad nasal y bucal: realizar pausas para la hidratación de las zonas expuestas.
– Claustrofia: escoger el tamaño de mascarillas más pequeño posible.
– Irritación ocular: debida a las fugas aéreas que llegan a los ojos, revisar que la colocación de la mascarilla sea correcta.
– Ulceras por presión: en las zonas de apoyo de las mascarillas.
– Aerofagia / distensión gástrica: por deglución de aire. En ocasiones es necesaria la colocación de sonda nasogástrica.
– Ansiedad.
– Fugas: tratar de que sean las mínimas posibles ajustando bien la mascarilla, buscando mascarilla con apoyo en mentón.
– Hipotensión: poco frecuente.