-Inspeccionar la férula regularmente. Si se rompe, acudir a la consulta.
-Mantener la férula seca, pues si se ablanda pierde su función. Se puede utilizar una bolsa de plástico que la cubra mientras se realiza la higiene corporal.
-No golpear la férula.
-No andar sobre la inmovilización si se trata de una pierna. Utilizar muletas para desplazarse.
-No introducir ningún objeto por debajo para rascarse.
-No apoyar en zonas duras o esquinadas que puedan deteriorarla.
-No recortar los extremos de la férula.
-Evitar la suciedad en el interior.
-Vigilar cambios de coloración de la férula, que pueden indicar un sangrado o supuración dentro de la misma.
-Inspeccionar la piel alrededor de la férula, ver existencia de anomalías.
-No retirar la férula por sí mismo.