Está basado en:
-Historia clínica: Puede aportar datos acerca del mecanismo de lesión, aunque a menudo, al tratarse de niños no pueden conseguirse datos suficientemente precisos.
-Exploración física: Resulta fundamental en la sospecha diagnóstica. Clinicamente hay que sospechar la presencia de una lesión fisaria cuando existen signos y síntomas de traumatismo grave en la proximidad de las zonas de crecimiento de los huesos largos (dolor, tumefacción, deformidad e impotencia funcional).
-Pruebas de imagen: El diagnóstico radiológico requiere un conocimiento adecuado de la anatomía radiológica normal a las diferentes edades.
En la mayoría de las ocasiones basta con realizar dos proyecciones (anteroposterior y lateral) para evaluar el tipo de fractura y el plan de tratamiento. A veces han de hacerse proyecciones oblicuas o radiografias contralaterales.
Raramente se tienen que efectuar radiografias “de estrés”, artrografías, tomografíaaxial computadorizada o RM.