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El 80% de las enfermedades cardiovasculares podrían evitarse con hábitos de vida cardiosaludables

La Fundación Española del Corazón (FEC) tiene nuevo presidente. El Dr. Andrés Íñiguez , jefe de Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, será el encargado de liderar esta organización con 55 años de trayectoria que forma parte de la Sociedad Española de Cardiología, aunque esta fundación está dirigida a la sociedad civil y no a los profesionales. Como nuevo presidente de la FEC, el Dr. Andrés Íñiguez Romo atiende a ConSalud.es para hablar de enfermedad cardiovascular, su impacto en la sociedad y lo más importante, la prevención de estas patologías.

¿En qué ‘cojeamos’ los españoles en materia de salud cardiovascular?

En España se tiene muy poca conciencia de lo que es el impacto de las enfermedades cardiovasculares. Esta percepción de que estas patologías se han controlado es una percepción errónea, porque es cierto que la mortalidad por enfermedades cardiovasculares ha ido descendiendo en las últimas décadas, gracias a que tenemos mejores fármacos para tratar las enfermedades, mejor tecnología, un sistema de salud muy potente y muy bueno, más experiencia… Todo eso ha contribuido a diagnosticar y tratar antes las enfermedades, pero eso solo se refiere al diagnóstico y tratamiento del episodio agudo. Si uno mira la incidencia, los casos nuevos que aparecen de enfermedades cardiovasculares cada año, o la prevalencia, que son los casos acumulados totales, sigue incrementándose.

No hemos controlado la aparición de la enfermedad cardiovascular, hemos mejorado la supervivencia, pero no hemos cambiado el ritmo de aparición de la enfermedad. Esto solo se puede cambiar si se incide no solo en el control de los factores de riesgo, sino mucho antes, desde la infancia, creando hábitos cardiosaludables que eviten la aparición de esos factores de riesgo y por tanto de la enfermedad a largo plazo.

 

¿Cuánta gente fallece en España cada año por estas patologías?

Las enfermedades del sistema circulatorio siguen siendo la primera causa de muerte en España. En el año 2020, el año de la pandemia de Covid-19, murieron en España casi 120.000 personas por causa cardiovascular, es decir, el 24% de los fallecimientos. Por cáncer fallecieron el 22% y por Covid fueron 80.000 personas. Es un problema más grande de lo que ha representado el Covid, solo que en vez de suceder aisladamente como el virus, es un problema que tenemos anualmente. Imagínese el impacto de tener un Covid duro todos los años, pues este es el impacto de las enfermedades cardiovasculares. Y yo creo que la sociedad y las instituciones no han tomado conciencia de la importancia y del impacto de esta enfermedad.

¿Podemos evitar estas muertes?

Sí. Se calcula que entre el 70 y 80% de la enfermedad cardiovascular podría evitarse si se iniciasen desde la infancia programas de actividad y hábitos de vida cardiosaludables. Hay otras cosas que no son evitables como las causas genéticas u otras que desconocemos. Los factores de riesgo y los hábitos modificables podrían incrementar la salud de la población y reducir la carga de enfermedad muy sustancialmente, no solo de las enfermedades cardiovasculares, también de cualquier otra enfermedad, porque hay factores de riesgo comunes a otras patologías.

En concreto, en la población española se calcula que el 60% de los españoles tiene dos o más factores de riesgo cardiovascular. Por ejemplo: el 22% tiene hipertensión arterial; el 23% tiene hipercolesterolemmia; el 7% diabetes; uno de cada tres sobrepeso, el 16% tabaquismo… Todos estos factores son absolutamente evitables y su eliminación haría que disminuyese el numero y la carga de enfermedad cardiovascular, aumentando la salud de la población.

Entiendo que con unos hábitos de vida saludables para prevenir las enfermedades cardiovasculares, el gasto económico del sistema sanitario disminuiría. ¿Es así?

Realmente lo que conseguiríamos previniendo la enfermedad, es que las personas enfermasen en muchísima menos cantidad. Imagínese que evitásemos el 80% de la enfermedad, la reducción y el impacto económico y en calidad de vida, sería enorme. Todos los recursos que se dediquen a la creación de hábitos cardiosaludables y a la prevención de la aparición de factores de riesgo redundarían en una reducción de los casos, luego de los gastos asociados a los episodios agudos de la enfermedad.

Le pongo otro ejemplo: si a las campañas de prevención de accidentes de tráfico se les dedican cientos de millones al año en campañas de publicidad y prevención cuando fallecen alrededor de 1.500 personas al año en las carreteras, imagínese los recursos que deberían dedicar las administraciones a un problema como las enfermedades cardiovasculares, que registran 120.000 fallecimientos. Debería invertirse 100 veces más. Y no quiero decir con esto que no se dediquen recursos a otros temas, por supuesto que se tienen que dedicar, pero a un problema que es 100 veces más relevante, no se dedica ni una décima parte de los recursos que se invierten en otros aspectos.

¿Por qué cree que ocurre así? ¿Es una cuestión de indiferencia, de ignorancia…?

Yo creo que la relevancia de los problemas depende no solo del impacto que causan, sino de la percepción social y la gravedad del mismo. Y desgraciadamente, yo creo que no se ha insistido en la percepción de la gravedad del mismo. En este sentido yo me pienso emplear a fondo en la FEC para hacer que la sociedad tenga una imagen del impacto real de las enfermedades cardiovasculares, no solo la sociedad civil, sino las instituciones que tienen en su responsabilidad tratar estos temas.

Hablábamos antes de la pandemia de Covid-19, ¿ha impactado la crisis sanitaria en el diagnóstico, abordaje y tratamiento de las personas con problemas cardiovasculares?

Sí, sin duda. Durante la primera ola realmente hubo un impacto tremendo en dos ámbitos. En primer lugar, hubo una reducción de las actividades programadas, puesto que el aislamiento condicionó que no se pudiera atender a pacientes de forma programada en las consultas y tuvimos que atender solo a pacientes urgentes. Hay informes y estudios que han evidenciado una reducción de algunos tipos de intervención, por ejemplo en el infarto o en el síndrome coronario agudo, con un incremento de la mortalidad hospitalaria por esta causa.

Además, también hemos visto que por miedo, algunos pacientes no acudían a los hospitales y cuando lo hacían, era con una evolución muy marcada y por tanto con más gravedad. Incluso tenemos constancia de un aumento de la mortalidad en los domicilios, un exceso de mortalidad por no acudir a recibir la asistencia que precisaban.

Sabemos que son enfermedades que se pueden prevenir, pero ¿por dónde tenemos que empezar para reducir la mortalidad e incidencia de estas patologías?

Fundamentalmente por la educación en salud desde la infancia. Los niños deben tener formación respecto a la alimentación cardiosaludable: comer verduras, legumbres, fruta, alimentos que no tengan excesivo contenido graso, evitar el consumo de alimentos procesados… Formación que haga llegar a los niños la importancia de una buena alimentación, pues de eso va a depender su futuro. Esto, junto a hábitos como no ser sedentarios, no tirarse horas delante de una consola o una televisión, hacer ejercicio… Y en adultos también, caminar regularmente a buen paso, no fumar, no tener hábitos tóxicos… Todas las acciones que busquen la salud cardiovascular son las que hay que inculcar desde la infancia si queremos realmente cambiar el panorama de las enfermedades cardiovasculares.

Por último doctor, ¿retos de la Fundación Española del Corazón de cara a este año 2022 y ahora que cuenta con una nueva junta directiva?

Hay un reto a corto plazo que yo me marco, que es concienciar a la sociedad, a los ciudadanos, a la sociedad civil y las administraciones de la relevancia y el impacto tan negativo que tienen las enfermedades cardiovasculares. Y el reto a medio-largo plazo es precisamente el de promover la salud cardiovascular y recordar la importancia de promover los hábitos de vida cardiosaludables, para evitar no solo la aparición de los factores de riesgo, sino de la propia enfermedad. Aquí ya está trabajando la Fundación Española del Corazón y creo que será lo más beneficioso para la sociedad en material de salud cardiovascular.

Fuente: Consalud

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