El deporte es uno de los pilares para lograr una vida saludable. Ahora, con la cuesta de enero y los excesos de Navidad, son muchos los que se apuntan al gimnasio como propósito de Año Nuevo. Algunos consiguen mantener esta rutina, aunque otros abandonan antes de tiempo. Una de las razones de abandonar son las lesiones, que pueden ocurrir por varias razones.
La mala técnica, el exceso de peso o la falta de calentamiento son algunas de las causas de lesionarse en el gimnasio. En muchos casos, acaban siendo molestias o pequeñas lesiones que con unos días de descanso se solucionan, pero otras veces, las lesiones pueden ser más graves de lo que parecen.
Una de las lesiones más frecuentes son las distensiones musculares. Ocurren cuando un músculo se estira más allá de su capacidad normal. Esto puede deberse a una técnica incorrecta, falta de calentamiento o levantar demasiado peso. También puede tener lugar la tendinitis, que es la inflamación de los tendones que conectan los músculos con los huesos y también pueden ser causadas por los mismos motivos. Las tendinitis en el hombro o el codo, por ejemplo, son muy frecuentes.
Por otro lado, las fracturas por estrés ocurren cuando los huesos se someten a un estrés repetitivo, como correr largas distancias o levantar pesas pesadas sin el debido descanso, mientras que el denominado síndrome de sobreentrenamiento, aunque no es una lesión física, puede llevar a la fatiga crónica, disminución del rendimiento y aumentar el riesgo de lesiones.
Prevenir todas estas lesiones es una tarea fácil. Es importante realizar un calentamiento adecuado, usar técnicas de levantamiento correctas, no levantar más peso del que puedes manejar con seguridad y darle a tu cuerpo el tiempo de recuperación necesario.
Fuente: La Razón