El fijador externo mantiene la alineación y longitud de la fractura y permite la movilización del paciente. Los clavos se colocan proximal y distal a la fractura y se unen externamente para conseguir la estabilización del foco de fractura.
Por ello, suele tratarse de un sistema de repartición de cargas con consolidación ósea secundaria mediante la formación de callo.
La fijación externa es el sistema más utilizado en las fracturas abiertas que se asocian con daños extensos de partes blandas. Permite así la fijación de la fractura y el abordaje de las heridas cutáneas para su tratamiento y seguimiento.
El fijador externo también evita la disección excesiva del tejido blando porque los clavos se colocan percutáneamente, lejos del foco de fractura.