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Algunos, como Manuel Muñoz (Granada, 1982), dedican parte de su actividad profesional como fisioterapeutas al deporte. Después de varios escarceos en baloncesto -fue el fisioterapeuta del Baskonia de ACB durante una temporada- y en ciclismo, y además de tener su propia clínica en la ciudad nazarí, desde el año 2018 ejerce como fisioterapeuta de la Selección Española Absoluta de Hockey Hielo, un deporte minoritario en nuestro país pero con unas características muy particulares a la hora de abordarlo desde el punto de vista de estos profesionales.
¿Cómo fue el lanzarte a un deporte tan poco conocido en España? ¿Tuviste que recibir algún tipo de formación antes?
Formarme como tal no, pero sí ver algún partido e indagar un poco en el deporte: Las posturas que suelen adoptar los jugadores, el tipo de lesiones que tienen, qué es lo que más prevalece… También es verdad que el bagaje que tenía a las espaldas ayudó, aunque aquí lo de las normas del juego es otro mundo. Cada año aprendo cosas nuevas, y al principio me enteraba de cuándo habíamos metido un gol porque se levantaban los jugadores del banquillo.
¿Cada cuánto tiempo suelen ser las concentraciones nacionales?
Al ser un deporte más minoritario, los recursos económicos también son más minoritarios, y no suele haber ese tipo de concentraciones como en fútbol o baloncesto. Lo de las ventanas está estructurado muy distinto, y me llaman para torneos concretos.
Por ejemplo, cuando tenemos el Mundial, solemos viajar una semana antes para entrenar todos juntos justo antes de los partidos. Luego, la Federación suele hacer una concentración más al año, pero depende de muchas cosas.
¿Y cada selección tiene propio médico, además del fisioterapeuta?
¿En qué notaste más el cambio con respecto a otros deportes en los que habías trabajado anteriormente?
En el ritmo, el hockey hielo es un deporte muy explosivo. Los jugadores están en el hielo menos de un minuto, y se cambian continuamente para atacar o defender
También imagino que el tipo de paciente es muy distinto
Sí, piensa que casi ninguno se puede ganar la vida con el hockey, entonces digamos que tienen otra forma de reaccionar al tratamiento que un deportista profesional de élite y son súper agradecidos y apañados. Además, la nuestra era la selección más joven del Mundial con mucha diferencia.
¿Y a nivel de lesiones? ¿Hay alguna especialmente característica del hockey hielo?
Ellos suelen tener las lumbares muy cargadas, la zona del psoas ilíaco, porque juegan en una postura de flexión continua. También muchas contusiones de cargas y golpes contra la valla, sobrecargas típicas… Como te decía, al ser la liga española más amateur que otras, cuando los jugadores van con la Selección los entrenamientos son muy potentes, y se sobrecargan mucho.
Y luego, aunque no son lesiones en sí, sufren muchos puckazos (ndr: en hockey hielo, la pastilla con la que se juega se llama puck), y mira que llevan protecciones en todos lados (risas).
¿Cómo tratas estas lesiones?
Antes de los entrenamientos se hace terapia de movilidad, y, durante los partidos, algún vendaje funcional o descarga muy puntual. Después de los partidos y los entrenamientos, ya sí que los jugadores tienen un poco de todo, y eso se trata con terapia manual, punción seca, neuromodulación, osteopatía…
¿Y para los puckazos?
Hay que intentar drenar el líquido al máximo lo antes posible. Hay zonas que comprometen la movilidad y que molestan al levantar la pierna o el brazo, y todo eso se hace con terapias manuales. Yo también utilizo una técnica de ‘vieja escuela’ que se llama emplastos, que consiste en utilizar distintas cremas y materiales para crear implastos y que eso penetre en el cuerpo y vaya drenando antes.
Fuente: Consalud
