Abdelmawla Ibrahim, un fisioterapeuta sirio, recibió una bala pérdida en la pierna que, con tan solo 16 años, le rompió los huesos y obligó a los médicos a amputarla por encima de la rodilla. Un hecho que le cambió la vida.
Ibrahim se odiaba, odiaba su vida y estaba deprimido. Sin embargo, se armó de valentía y decidió formarse como fisioterapeuta en prótesis con un único objetivo: ayudar a las personas que pasen por lo mismo que él.
Ahora, el joven trabaja en el Centro de prótesis al-Bab brindando asistencia médica a toda Siria. Él diseña y desarrolla las prótesis, basándose en su propia experiencia al usarlas, y brinda fisioterapia y charlas de ánimo a otros amputados que visitan el centro.
Pero su historia no acaba aquí. Recientemente un estudio señalaba que muchas personas amputadas sufren la falta de acceso a una atención médica y psicológica adecuada, por ello, su sueño ahora es continuar su educación en el extranjero para obtener más conocimientos y ayudar a otras personas que han perdido extremidades.
Fuente: Consalud