El grado de de deshidratación se puede calcular de acuerdo con los cambios en el peso corporal y se va a clasificar en:
Deshidratación leve: cuando hay una pérdida igual o menor al 5%. En esta caso, el niño se va a encontrar sediento e inquieto, los ojos se pueden ver ligeramente hundidos, la boca seca y la saliva espesa y filante (haciendo hilos). Sin embargo, el pulso, la respiración y el flujo de orina son normales.
Deshidratación moderada: Hay pérdidas iguales o menores al 10%. En este caso el pulso y la respiración se encuentran acelerados y la orina es escasa y oscura. El niño se halla sediento, irritable y débil.
Deshidratación severa: Pérdidas iguales o menores al 15%. El pulso está débil y acelerado, la respiración rápida y no hay presencia de orina en varias horas. Las extremidades del niño se pueden observar cianóticas (azuladas) y frías, los ojos muy hundidos y con ojeras, no hay lagrimas y las mucosas de la boca se encuentran muy secas. El niño presentará una debilidad importante (ni siquiera llora) y en ocasiones puede perder la consciencia.
La deshidratación severa implica que el niño se encuentra en estado de choque hipovolémico. Éste es un caso de suma gravedad que requiere atención médica intrahospitalaria de inmediato.