Es un cuadro que se caracteriza por:
-Comenzar entre 24 y 48 horas después de la realización de un ejercicio muscular intenso y desaparecer a los 5 o 7 días sin tratamiento.
-Dolor muscular durante la contracción activa o el estiramiento.
-Tumefacción con probable aumento de la presión intramuscular.
-Pérdida de hasta 50% de la fuerza de contracción isométrica.
Se ha comprobado que los músculos principalmente afectados son los que llevan a cabo contracciones excéntricas porque en este tipo de contracción la tensión generada en el músculo resulta mayor.
Las fibras muscularas normalmente afectadas son las de tipo II (rápidas), que suelen componer los músculos que efectuan contracciones excéntricas.
La causa parece estar en la lesión intramuscular de los elementos estructurales del músculo (miofibrillas y citoesqueleto). Sin embargo, las manifestaciones clínicas se deben al «edema» del tejido conectivo que rodea las fibras musculares que se desarrolla a las 24-72 horas de la lesión.