– Reproducción de dolor según un patrón relacionado con la mecánica/anatomía, en respuesta clara, coherente y proporcionada al movimiento/pruebas mecánicas de los tejidos diana.
– Dolor localizado a la palpación.
– Ausencia de hiperalgesia y/o alodinia.
– Presencia de otros signos cardinales de la inflamación (hinchazón, enrojecimiento, calor).
– Ausencia de signos neurológicos; negativos en las pruebas neurodinámicas (por ejemplo, elevar la pierna recta, prueba de tensión del plexo braquial, de Tinel).
– Ausencia de un comportamiento maladaptativa de dolor. Patrones de movimiento/posturas antiálgicas.