Beatriz Arrillaga siempre ha estado muy vinculada al deporte artístico. Cuando era una niña y vivía en Logroño el ballet era una de sus pasiones, y con el paso de los años la fisioterapia apareció en su vida. Como el deporte era una parte indispensable de su día a día decidió especializarse con un máster de fisioterapia deportiva. Actualmente, a sus 24 años, la riojana forma parte del equipo técnico y de apoyo del equipo nacional de natación artística y acompañará al conjunto en los Juegos Olímpicos de Tokio para realizar su labor de fisio.
– La tarea de un deportista es la más conocida. ¿Cuál es la actividad de un fisioterapeuta?
– Detrás de lo que se ve más de cara al público, que es la actuación o el momento de competir, hay mucho trabajo tanto de fisio como nutrición, pruebas médicas… En mi día a día con ellas voy al Centro de Alto Rendimiento, que es donde entrenan, y allí hacemos tratamientos de fisioterapia para recuperar en base a lo que cada una necesita. Unas veces un poco más de descarga por fatiga muscular, otras porque tienen una lesión en concreto o para prevenir una futura lesión.
– Y dentro de una competición, ¿Cuál es su tarea?
– Es muy distinto, porque estás en piscina con ellas todo el día. Mientras entrenan estas pendiente de movilizar alguna articulación de alguna jugadora que necesite, vendarles si lo necesitan, estar pendiente durante el entrenamiento de que no pase nada, llevarles el agua e incluso ayudar a las entrenadoras a grabar. Luego, cuando llegas al hotel al final del día es cuando empieza el trabajo por el que estas realmente allí. Después de cenar es cuando se hacen los tratamientos de fisioterapia para recuperar para el día siguiente y ahí es cuando te dan casi las doce de la noche.
– ¿Cómo llega al puesto en el que se encuentra actualmente?
– Mientras yo estudiaba el máster surgió que ellas necesitaban un fisio y entre la promoción de ese año nos lo propusieron. De allí nos cogieron a tres personas por currículum y fuimos a hacer una pequeña prueba con el equipo y entiendo que por sensaciones de ellas o de la entrenadora, me quedé yo con ellas de fisio. Ya llevo tres años.
– ¿Qué vivencias ha tenido con el equipo?
– El primer año que estuve con ellas fuimos al mundial de natación en Corea del Sur y fue bastante impresionante. Aquella época la viví diferente a la que voy a vivir ahora porque no había COVID y por lo tanto había público. Este año va a ser un poco más triste porque porque son estadios muy grandes con muchísimos espectadores que van a estar vacíos. En aquel mundial estaba todo lleno, los mundiales son bastante grandes y encima les fue muy bien. Fue un momento bastante emotivo, además pudimos ir dos fisios, la médico e hicimos un grupo bastante bueno con todo el equipo.
– ¿Qué espera de estos Juegos Olímpicos?
– Ahora mismo no lo estoy pensando mucho porque va a ser bastante trabajo, pues de fisios voy sola. La experiencia la voy a vivir igual pero va a ser diferente porque vamos a tener restricciones a la hora de tener que coger autobuses, de moverte, de la vida en la villa olímpica que no va a ser lo mismo. Pero, bueno, estar con ellas, ayudarles en lo que puedan, que en la competición se sientan lo mejor posible y yo poder disfrutarlo con ellas estén en la posición que estén.
– La situación de este año por el COVID-19 es complicada. ¿Cómo lo viven desde dentro?
– Esta siendo más estricto. Antes de los viajes hay diferentes fases que el propio equipo crea de cara a la fecha de vuelo. Desde dos semanas antes de la salida hemos tenido que estar confinados sin ver a nadie que no sea el equipo o si no vives dentro del Centro de Alto Rendimiento como es mi caso pues el entorno de mi pareja en mi casa. Estamos teniendo PCR continuamente porque hay que tener cuidando aunque hagas el confinamiento nunca sabes lo que puede pasar. Durante el año si no teníamos fechas de competición igualmente seguíamos unas pautas.
Fuente: Nuevecuatrouno