El 30 de marzo, Día Nacional del Trasplante, se rinde homenaje tanto a la comunidad sanitaria como a los millones de personas que cada año donan un órgano para ayudar a otros a tener una vida mejor. En esta fecha señalada el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla-La Mancha quiere poner el foco en el importante trabajo que realizan los fisioterapeutas con los pacientes que reciben órganos trasplantados, tanto previamente como posteriormente.
Durante varios años España ha encabezado las listas como líder en donaciones de órganos, en los últimos 30 años se han realizado más de 130.000 trasplantes, según la Organización Nacional del Trasplante (ONT). Estos resultados se dan gracias a la unión de tres componentes: la solidaridad de la ciudadanía, el sistema sanitario español y un protocolo de actuación muy bien diseñado. En 2021, se registraron 4.781 trasplantes de órganos, un aumento del 8% respecto al año anterior. En concreto en Castilla-La Mancha se produjeron 64 donaciones que han permitido recibir un trasplante a 146 personas. Estos datos hacen que el objetivo de la ONT de lograr los 50 donantes por medio millón y superar los 5.500 trasplantes en 2022, esté cada vez más cerca.
La terapia de prehabilitación trimodal basada en tres pilares (ejercicio físico, terapia nutricional y terapia cognitiva) ha supuesto un avance en el campo de la anestesia perioperatoria en pacientes que van a ser sometidos a una intervención quirúrgica agresiva, incluso en trasplante de órgano sólido. El abordaje preoperatorio supone una mejoría de la capacidad funcional y cognitiva que se traduce en una disminución del estrés físico y psíquico secundario a una cirugía propiciando una disminución de la morbilidad y mortalidad y una menor estancia hospitalaria. Es ahí donde la fisioterapia cobra un papel relevante dentro de estos programas de prehabilitación o rehabilitación preoperatoria.
Si nos referimos a trasplantes de pulmón y corazón, los pacientes pueden beneficiarse de programas de rehabilitación respiratoria y cardíaca respectivamente con el objetivo de que lleguen en las mejores condiciones posibles a la intervención. Todo lo aprendido en esta primera fase previa al trasplante, le ayudará a una temprana recuperación tras la intervención, así como a minimizar las complicaciones de la misma.
La rehabilitación cardiorrespiratoria es un tratamiento que aporta al paciente una mejora en su capacidad funcional y calidad de vida. Numerosos estudios han demostrado que los pacientes que llegan al momento del trasplante con mayor capacidad de ejercicio consiguen una recuperación más rápida y óptima tras la intervención. Estos programas de prehabilitación también son extrapolables a pacientes candidatos a trasplantes de otros órganos como riñón.
En este sentido, el fisioterapeuta desempeña un papel esencial, diseñando un programa de ejercicio terapéutico, adaptado a las características individuales del paciente tanto para la fase preoperatoria como para la postoperatoria.
Estos programas constan de varias fases: ejercicios de movilidad y flexibilización, ejercicios respiratorios (que deberán aprender para integrarlos tras la intervención), ejercicios de fortalecimiento de la musculatura periférica, ejercicio aeróbico, ejercicios de relajación y educación para la salud. Para ello, hemos elaborado una guía de prehabilitación para pacientes, con el objetivo de darles el programa de ejercicios para que continúen su realización en casa, así como las pautas de los mismos, con el fin de obtener unos mayores beneficios, señala Susana Priego fisioterapeuta de la Unidad de rehabilitación cardiorrespiratoria del Hospital Virgen de la Luz, y coautora de la guía.
Fisioterapia clave en el momento tras el trasplante
En esta fase tras el trasplante, la fisioterapia cobra un papel crucial así mismo, comenzando a trabajar en un primer momento en las unidades de cuidados intensivos, con fisioterapia respiratoria y motora, lo que ayudará en el manejo de la ventilación mecánica para poder acelerar el proceso de destete, así como favorecer el drenaje de secreciones para evitar las posibles complicaciones respiratorias.
En una fase posterior, el fisioterapeuta ayudará a la readaptación del paciente para su reentrenamiento al esfuerzo con programas completos de rehabilitación cardíaca y respiratoria como los descritos para la fase de prehabilitación. Es fundamental la implantación de cambios en los hábitos de vida y ejercicio terapéutico con el objetivo de conseguir unos mejores resultados a largo plazo y una mejor calidad de vida, señala Priego.
El ejercicio terapéutico es un pilar fundamental, así mismo, en la recuperación del paciente trasplantado de riñón, con múltiples beneficios en los diferentes sistemas del organismo, a nivel físico, psicológico y social. Reduce la morbimortalidad, previene el riesgo cardiovascular, obesidad, hipertensión, dislipemias y diabetes; con una mejoría en la calidad de sueño y autoestima.
Fuente: La tribuna de Albacete