La deshidratación aparece cuando existe una pérdida de líquidos corporales suficiente como para impedir que las funciones del organismo se lleven a cabo de manera adecuada.
Puede presentarse por:
1.Perdida de líquidos: Como en casos de diarrea, vómitos, fiebre (por sudoración excesiva), ejercicio prolongado, sobre todo en climas calientes, o enfermedades que provoquen una cantidad excesiva de orina.
2.Ingesta nula o insuficiente de líquidos: Esto se puede dar en aquellos casos en donde por alguna enfermedad el niño no tolera o no es capaz de ingerir líquidos (por ejemplo, aquellas enfermedades que cursan con náuseas, debilidad extrema, dolor en boca o garganta).
3.Por una combinación de ambas: La deshidratación es una condición que, dependiendo de su grado de intensidad, producirá diversas alteraciones en el funcionamiento corporal. Estas alteraciones, si bien pueden ser transitorias, en los casos más severos pueden ocasionar daños irreversibles, llevar al niño a un estado de shock o inclusive a la muerte. Por este motivo, ante la sospecha o certeza de que el niñó está deshidratado, es importante consultar al médico.