• Personas con fobia a las agujas.
• Rechazo del procedimiento por temor o por las creencias del paciente.
• Pacientes que no pueden otorgar su consentimiento debido a problemas de comunicación o cognitivos o por factores relacionados
con la edad.
• Punción de una zona anatómica o un miembro con linfedema.
• Punción profunda en personas con alteraciones de la coagulación (por ejemplo, hemofilia, tratamiento anticoagulante y otras
trombocitopenias).