La eterna juventud aún sigue siendo una utopía. Lo normal es que en casa vieja todo sean goteras.
Un estudio de la Universidad Estatal de Georgia que se pública en el último número de PLoS One ha comprobado esta obviedad tras un análisis monumental en maratonianos.
Su dictamen es que la capacidad para correr disminuye a medida que se envejece. “El declive en el maratón comienza a los 35 años”, asegura Zavorsky, autor principal y profesor en el Departamento de Terapia Respiratoria. “Para los mejores correderos, la desaceleración es de unos dos minutos por año a partir de los 35 años en hombres y de dos minutos y medio para las mujeres”. Sube a casi tres minutos a partir de los 50 años. Los correderos de entre 25 y 34 años de edad tuvieron los tiempos más rápidos, según los datos de 2001 a 2016 de tres de los principales maratones de Estados Unidos (Boston, Nueva York y Chicago).
Zavorsky cree que la diferencia de 15 años en la desaceleración relacionada con la edad entre corredores de elite y corredores normalitos se produce porque algunas personas no se dan cuenta de su potencial y, como Forrest Gump, no empiezan a correr hasta más adelante. “Los atletas de élite empiezan desde jóvenes y maximizan ese potencial”, aclara por si hubiera dudas.
Con eso no se pretende desalentar a los corredores mayores; es más, los que nunca han corrido y de pronto se animan pueden ir mejorando su marca cada año porque, como quien dice, parten de la nada o del sillón orejudo.