“Tu salida profesional”, “trabaja en tiempos de crisis”, “una profesión sin paro”, “cursos en tiempo record”, son algunos eslóganes que las academias o escuelas de masaje, quiromasaje, acupuntura y similares, trasladan a través de su publicidad y sus carteles inundando año tras año las calles de nuestras ciudades, asegurando un futuro prometedor en el mundo de las denominadas terapias alternativas.
La realidad, por supuesto no es tan bonita, y tras desembolsar en estos cursos cantidades que en numerosas ocasiones superan los miles de euros por cursos impartidos habitualmente por personas sin cualificación académica, los alumnos inician su andadura por el mercado laboral encontrándose que obviamente ningún centro sanitario quiere contratarles por tener un simple diploma, y otras, montando su propia consulta topando de lleno con una denuncia por intrusismo profesional, bien por parte de algún paciente o bien por parte de los Colegios Profesionales Sanitarios.
En nuestro país, las denominadas “Enseñanzas no regladas”, permiten a academias y escuelas privadas el impartir todo tipo de conocimientos sean del tipo que sean (no limitan conocimientos de actividades peligrosas ni por supuesto sanitarias), siempre y cuando tal y como marca la normativa de consumo debe especificarse en el contrato que se firme, en el tablón de anuncios del centro y en su publicidad la leyenda: “Enseñanzas que no conducen a la obtención de un título con valor oficial”.
Lo que la publicidad refleja como una profesión con futuro con un rápido reporte económico, en realidad es una simple transmisión de conocimientos, que lamentablemente suele terminar con un alumno frustrado una vez es consciente de que su inversión económica se traduce en un diploma con el cual no va a poder aplicar los conocimientos adquiridos e incluso, de hacerlo, puede acabar en la cárcel o al menos sentado en un banquillo.
Desde el CPFCyL se quiere evitar este tipo de situaciones, ya no sólo por el bien de estos posibles alumnos, sino especialmente por salvaguardar a la población de caer en manos de gente que proceda de estos cursos sin la debida cualificación sanitaria. Cada año, especialmente desde el inicio de la crisis, venimos detectando un preocupante aumento de este tipo de academias y por lo tanto, de gente que sale de ellas montando centros en las que ofertan todo tipo de tratamientos.
En lo que va de año, desde el CPFCyL se han presentado ante la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León, más de una veintena de denuncias, con un resultado tras la inspección sanitaria, en muchas ocasiones, más laso de lo que nos gustaría.
Fuente: Colegio Profesional Fisioterapeutas Castilla y León.