Como es mi primera entrada en el blog de MiclínicaTop, creo que lo correcto es presentarme. Me llamo César Castaño, soy fisioterapeuta oficialmente desde hace solo 11 años y sufro de pasión aguda.
Uf!! Que presentación estaréis pensando!! Este tío esta majareta!! Pero no dejéis de leer aún por favor, dadme la oportunidad de explicarme, porque hasta que se demuestre lo contrario todos somos inocentes, o eso dicen.
Cuando he dicho que soy fisioterapeuta oficialmente no penséis que antes era masajista, quiromasajista, chamán de una tribu o gurú de la sanación. Me refiero a que he sido fisioterapeuta de vocación desde muy niño y al terminar la carrera conseguí serlo de verdad.
Gracias a mi vida como deportista pude ver en cada concentración, en cada campeonato, que había unos personajes fundamentales, eran como duendes!! Porque siempre aparecían cuando más se les necesitaba y muchas veces hasta sin llamarlos!! Eran increíbles, tenían una palabra en el momento justo, una muestra de cariño o lo que era más importante, solo con tocarte te ayudaban a encontrarte mejor. Parecían no necesitar ni dormir, pues eran los primeros en levantarse y los últimos en irse a la cama.
En sus bolsas mágicas no había polvos ni pócimas secretas, tenían agujas, vendas y cremas de olores fascinantes. Todo aquello combinado con unas increíbles ganas de hablar, y contar sus secretos a los oídos más ávidos de historias sobre su ciencia: LA FISIOTERAPIA.
Cuando la profesora preguntaba…a ver Juan ¿Tu qué quieres ser?, yo quiero ser bombero! Y tu Manuel? Yo médico, y tu César, ¿Qué te gustaría ser de mayor? FISIOTERAPEUTA.
Durante aquella época me di cuenta de que yo era el raro de clase, y que mi vida había cambiado completamente, estaba atrapado. Mi locura era tal, que escribí a un autor muy famoso porque en uno de sus libros, había un error garrafal. Y os cuento; a mi tierna edad de 17 años me dio por leer el libro de Noah Gordon, “El Médico”. Cual fue mi sorpresa cuando empiezo a leer que el protagonista es capaz de sentir las enfermedades de sus pacientes con las manos.Inmediatamente escribí indignado: “Querido Sr Gordon, disculpe que me ponga en contacto con usted pero creo que debería cambiar el título de este libro, y permítame que razone el porque de mi petición.
El protagonista de su novela siente cosas con las manos y eso solo puede hacerlo un fisioterapeuta. Así que ruego encarecidamente modifique el título de su obra por: “El Fisio”. Nunca recibí respuesta.
Cuando he dicho que sufro de pasión aguda es muy fácil de explicar, y creo que muchos de vosotros estaréis en la misma situación. Tranquilos, este es un problema como otro cualquiera, el primer paso es aceptarlo. Tenemos que aceptar que nos apasiona lo que hacemos, nos apasiona llegar a la clínica y oler ese aroma especial que tienen los centros de fisioterapia, quizás a última hora del día no, pero a primera hora es increíble, admitirlo…seguro que os quedáis parados a la puerta unos segundos y miráis a vuestro alrededor, inspiráis fuerte y pensáis que sois muy afortunados por dedicaros a esto. Vale!! Ya que tenemos este ataque de sinceridad, tenemos que admitir que salimos pitando de la clínica, que alguno se olvidaría hasta de poner la alarma del local.
El problema llega en casa, en el calor del hogar seguro que te da por leer un libro o un artículo interesantísimo que te ha recomendado otro enfermo de esto, y fijo que no son novelas ni artículos de periódico. Yo después de la decepción de Noah Gordon me he pasado a la literatura científica.
Lo mejor de la profesión, a parte de las cantidades ingentes de dinero que ganamos, son los bombones, dulces y demás delicatesen que te pueden traer los pacientes, esos mismos a los que has dicho en numerosas ocasiones que deberían cuidar su alimentación, que menos peso y un mejor tono muscular les ayudaría en la recuperación.
Que su querida hernia, la cual estaba pagando el alquiler de nuestra clínica, ante todo sinceridad, mejoraría si su musculatura abdominal no tuviese menos tono que el flan que te acababa de traer, y que lo de la plancha abdominal no era una maquina para alisar pelo.
No podemos olvidar las cenas y grupos de whatsapp que podemos tener. Son interesantísimos!! Son como el Sálvame de Luxe de las técnicas manuales, Electroterapias y Técnicas Invasivas. Alguna vez llegue a proponer en una cena que no hablásemos de fisioterapia, me toco cenar en una mesa solo, por apóstata. Y suplicar mi vuelta al grupo de whasap. Para que me aceptasen me toco escribir en un blog, hacerme el doctorado, además de repetir 100 veces los principios de Still, hacer 50 vendajes McConell, suplicar por Jill Cook y Purdam y rezar que el excéntrico mejorase mi alineamiento frente a mis compañeros. Me sentía como un tenocito sin futuro definido.
Por favor no borrarme de vuestro buscador, agregarme a vuestros favoritos, compartirlo con vuestros amigos. No quiero volver a cenar solo, seguiré creyendo en esto, en el arte de ayudar que no de curar, en mejorar la función, en la mecanotransducción. Prometo que en mis siguientes entradas seré más serio (o no) y trataré temas más científicos (o no). Porque al final lo que debe caracterizar a nuestra profesión es la PASIÓN Y EL BUEN HUMOR
.“La ciencia y la medicina se ocupan del cuerpo, mientras la filosofía trata de la mente y del alma, tan necesarias para un médico como la comida y el aire.” Noah Gordon-El Médico