El temblor es uno de los signos más característicos y distintivos de la Enfermedad de Parkinson. Se desarrolla en forma progresiva y asimétrica, y compromete en el inicio uno de los cuatro miembros u otros segmentos corporales, como la mandíbula, la lengua, la cabeza o el mentón, para luego extenderse de manera progresiva aunque conservando siempre la asimetría. Desde el punto de vista semiológico se pueden observar tres tipos de temblor: de reposo, postural y de acción.
Temblor de reposo: Es el temblor característico de la Enfermedad de Parkinson, tiene una frecuencia de 4-6 Hz y se asocia con una contracción alternante de pares de músculos antagonistas. Se debe solicitar al paciente que deje en reposo el segmento corporal que se desea examinar y que se relaje por completo. El temblor de los miembros superiores también suele ponerse en evidencia durante la marcha, mientras que la tensión emocional lo aumenta o precipita y la tranquilidad lo disminuye. Este tipo de temblor desaparece al adoptar una postura o ejecutar un movimiento.
Temblor postural: Es menos constante que el temblor de reposo y en este caso se pone de manifiesto en el temblor de manos cuando el paciente adopta una postura como la de extender los miembros superiores.
Temblor de acción o intencional: Es evidente cuando el paciente ejecuta una acción como la de servir una taza de café o tocarse la punta de la nariz.
El temblor postural y el de acción tienen una respuesta poco predecible a los fármacos antiparkinsonianos.