En el pie cavo ocurre una elevación del arco interno y a veces del arco externo del pie, provocada por una flexión plantar del antepié con relación al retropié. Aunque no es constante, la mayoría de las veces, se acompaña de una deformidad en varo del retropié y dedos en garra.
El pie cavo es mucho menos frecuente en la edad infantil que el pie plano. La proporción aumenta con la edad hasta llegar a la edad adulta, en que es más frecuente que el pie plano. Ante la presencia de un pie cavo en la infancia, siempre se debe sospechar la existencia de una afectación neuromuscular como causa del problema. Probablemente el desequilibrio muscular que se crea en estas afecciones sea la causa pie cavo. Por todo ello, es imprescindible la realización de una exploración neurológica detallada en todos los niños con pies cavos.
Los pies cavos no suelen ser dolorosos en los niños. En niños mayores y con pies cavos muy avanzados pueden aparecen molestias en la región metatarsiana o en el talón, por un aumento de la carga en estas zonas. También pueden aparecer molestias en el dorso de los dedos cuando se acompaña de dedos en garra, por el roce con el calzado.