A la luz de los últimos acontecimientos relacionados con la vacuna contra la Covid-19 desarrollada por AstraZeneca, las dudas sobre la vacunación, efectos secundarios y la incertidumbre de aquellas personas menores de 60 años que ya han recibido una primera dosis del suero, han aumentado notablemente entre la población. “El balance beneficio riesgo de la vacuna sigue siendo positivo (…) Son eventos adversos raros pero mayores de lo esperado en una campaña de vacunación general”, destacaba, en relación a los casos de trombosis notificados en algunas personas vacunadas con AstraZeneca, el pasado miércoles 6 de abril en rueda de prensa la directora general de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, María Jesús Lamas.
Los ensayos clínicos, en su inmensa mayoría, no están diseñados para la identificación de efectos secundarios graves raros. Estos pueden suceder en alrededor de una de cada 10.000 dosis administradas y, a pesar de que los ensayos clínicos desarrollados para las vacunas contra la Covid-19 han contado con miles de voluntarios en todo el mundo, los principales objetivos se han focalizado en la eficacia e identificación de efectos secundarios (leves o moderados) esperados. Los expertos indican que ahora que varias de las vacunas han recibido la autorización comercial de emergencia por parte de los organismos reguladores pertinentes y están siendo inoculadas cada día en millones de personas, es normal que puedan aparecer este tipo de eventos adversos como los casos noticiados de trombosis. Lo importante en este sentido es continuar con la minuciosa labor de farmacovigilancia que se están desarrollando.
A pesar de las explicaciones de expertos y autoridades sanitarias, este tipo de situaciones minan la credibilidad y confianza de las vacunas. ¿Por qué debo vacunarme? Una pregunta que seguro muchas personas se han formulado alguna vez a lo largo de las últimas semanas. Las vacunas entrenan nuestro sistema inmunológico para reconocer el virus objetivo y generar anticuerpos para combatir la enfermedad. Una vez hemos sido vacunados el cuerpo está listo para hacer frente al virus y evitar así la enfermedad.
Tal y como informan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayoría de las personas infectadas por el SARS-CoV-2 desarrollan una respuesta inmune en las primeras semanas. “Todavía estamos aprendiendo cómo de fuerte y duradera es esa respuesta inmune y cómo puede variar entre las personas”, aseveran los expertos de la OMS.
Incluso las personas que ya han conseguido superar la enfermedad deben vacunarse salvo que los profesionales sanitarios indiquen lo contrario. Aun habiendo superado la infección la vacuna actúa como refuerzo para fortalecer la respuesta inmunológica. Más todavía ante los extraños casos de reinfecciones. Situaciones en las que la vacunación puede desempeñar un papel protector importante.
Aquellas vacunas que requieren de la administración de dos dosis, la primera presenta antígenos (proteínas que estimulan producción de anticuerpos) para que el sistema inmunológico reconozca el virus por primera vez y preparar así la respuesta inmune. La segunda dosis actúa como refuerzo asegurando así que el sistema inmunológico desarrolle una respuesta de memoria para combatir el virus en caso de futura infección.
La evidencia clínica reportada por los ensayos clínicos indica que las vacunas autorizadas para luchar contra la Covid-19 son seguras y altamente eficaces en la prevención de enfermedad grave. Todavía se continúa investigando cuánto tiempo es probable que una persona vacuna esté protegida frente al virus y si las personas inmunes transmiten el virus a otras. Dudas completamente normales si tenemos en cuenta que el SARS-CoV-2 es de reciente aparición y toda la evidencia disponible se ha ido conociendo a medida que avanzaba su expansión.
A medida que se implementen las vacunas aumentará la inmunidad colectiva, pero es importante continuar cumpliendo con todas las medidas recomendadas destinadas a reducir la propagación del virus como el distanciamiento social, ventilación de espacios y el uso de las mascarillas.
Fuente: Consalud