-Monitorizar las actividades; parar cuando comienzan a aparecer molestias y fatiga.
-Utilizar episodios de ejercicios frecuentes pero cortos (tres a cinco sesiones por día) en lugar de una sesión larga.
-Alternar las actividades para evitar la fatiga.
-Mantener el nivel funcional de la amplitud de movimiento articular y de la fuerza y resistencia muscular.
-Equilibrar el trabajo con el reposo para evitar la fatiga muscular.
-Aumentar el reposo durante los brotes de la enfermedad.
-Evitar posiciones deformantes.
-Evitar las posiciones estáticas prolongadas; cambiar de posición durante el día cada 20 a 30 minutos.
-Utilizar músculos y articulaciones más grandes y fuertes durante las actividades.
-Utilizar equipamiento de adaptación apropiado