La atrofia se observa con frecuencia después de una inmovilización prolongada de cualquier segmento corporal utilizando vendajes, yesos, órtesis etc.
Estos dispositivos interfieren en la misión de los mecanoceptores capsuloligamentosos y miotendinosos, provocando una inhibición de estímulos que propicia la atrofia muscular.
Como dato orientativo, durante la primera semana de inmovilización se produce una disminución de la fuerza de un 4% por día.
Esta pérdida de fuerza se relaciona con la atrofia y con la disminuida actividad neuromuscular del músculo inmovilizado.