En la gran mayoría de los casos las picaduras de insecto provocan pápulas inflamatorias con prurito y doler, que se resuelven por sí solas en horas o días sin precisar tratamiento alguno.
Medidas generales:
. Lavar la piel con agua y jabón.
. Extraer cuerpos extraños (aguijones).
.Aplicar lociones de amoniaco con la finalidad de disminuir el prurito local.
.Aplicación de antihistamínicos.
. Crioterapia local.
. Evitar rascarse.
Abejas y avispas: Son las picaduras más frecuentes en verano. Si queda el aguijón en la herida, no debemos quitarlo pellizcando la piel de alrededor, corremos el riesgo de incrustarlo más. No aplicar barro en la picadura, ya que los gérmenes nos pueden provocar una infección.
Arañas y escorpiones: Especial cuidado si se trata alguna de estas tres especies presentes en el Mediterráneo: la viuda negra, la araña marrón y la tarántula europea.
Para evitar la absorción del veneno debemos elevar el miembro afecto, hielo local, administración de un analgésico local y valorar la posibilidad de poner la vacuna antitetánica.
Para evitar las picaduras de pulgas, garrapatas, chinches… se usan repelentes basados en una sustancia química (DEET), pero no administrar a menores de dos años ni a concentraciones superiores al 10%.
Otros repelentes naturales son el aceite de citronela y el aceite de eucalipto.