Es una técnica consistente en derramar agua de forma suave, evitando que salpique, sobre un segmento o sobre la totalidad del cuerpo.
Con esta técnica se consigue una excitación térmica muy ligera, al utilizarse agua tibia, y un escaso efecto mecánico, debido a que el agua se proyecta sin presión.
El paciente sitúa el segmento corporal a tratar o se coloca dentro de un recipiente vacio. El agua se va derramando suavemente a poca distancia de la piel, siendo la duración del tratamiento breve, de pocos minutos.
Tras la ablución no se realiza el secado corporal, ya que con el secado podemos ejercer un estímulo mecánico no deseado con esta técnica.
Es importante, comenzar con abluciones parciales antes de realizar las totales.