El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla- La Mancha (COFICAM) ha advertido sobre los riesgos que entrañan los masajistas ambulantes, que no están cualificados, que cada año ofertan en esta época estival sus servicios en lugares públicos como playas o piscinas.
«Mientras que un masaje terapéutico debe ser estrictamente tratado por un fisioterapeuta, el relajante puede realizarlo otro tipo de personal al no estar tratando una determinada patología. No obstante, en muchas ocasiones ocurre que muchas personas se someten a estos masajes desconociendo tener alguna lesión; llegando a producirse problemas musculares o articulares o agravar los que ya se tenían», alertan.
Los fisioterapeutas apuntan que estos masajistas no llevan a cabo las normas de higiene que los profesionales cualificados siguen a diario en los centros de masajes y en las clínicas de fisioterapia, como cambiar el papel o la sábana sobre la que se tumban los pacientes o limpiarse las manos de manera adecuada con productos desinfectantes. «Por ello, por ejemplo nuestra piel puede dañarse al pegarse fácilmente a las manos del masajista o a nuestra espalda, además de no disponer de material adecuado para limpiarse las manos», añaden.
«Debido a esta falta de higiene, algunas personas pueden terminar sufriendo incluso infecciones en la piel, dado que estos masajistas pueden tratar a multitud de personas en un mismo día, cada una en determinadas zonas del cuerpo. Esto puede acabar provocando que las bacterias pasen de unos a otros causando infecciones, ya que han podido estar en contacto con hongos, con problemas cutáneos», apostillan.
Por otra parte, critican que este tipo de masajes «se suelen dar con mucha intensidad, al disponer de un tiempo limitado con el fin de comenzar cuanto antes con el próximo cliente». Por tanto, esta intensidad de una duración máxima de 20 minutos «puede llegar a provocar que se cree una presión inadecuada en personas con alguna lesión anterior», aseguran.
Asimismo, recuerdan que este tipo de masajes deben darse en una camilla adecuada con una altura y postura correctas, con el paciente colocado boca abajo y la cara reclinada. «Sin embargo, éstos se ofrecen sobre terreno inestable como la toalla del propio cliente o sobre una superficie ondulada, pudiendo causar ciertas molestias o sensibilidad en los músculos debido a la postura que esas superficies nos obligan a tener, generando daños musculares o graves lesiones», lamentan.
«Aunque estos masajes se oferten como relajantes y no terapéuticos, en la mayoría de los casos los masajistas no tienen ningún tipo de formación ni titulación al respecto. Estos masajes ambulantes tienen consecuencias aún más perjudiciales al aplicarse sobre una piel sensible por la fuerte exposición al sol, encontrándose deshidratada y más sensible a las agresiones y lesiones», concluyen.
Fuente: Bolsamania.com