Se caracteriza por una sensación de incomodidad en las piernas que obliga a quien la padece a moverse, empeorando por la noche, y acompañada de trastornos del sueño. La incidencia es del 7 – 11%.
El síndrome de las piernas inquietas primario es familiar en dos terceras partes delos pacientes, pero puede ser secundaria a situaciones como déficit de hierro, embarazo, insuficiencia renal terminal o neuropatía.
Esta forma secundaria es más frecuente en los pacientes en los que la enfermedad aparece a una edad avanzada. La patogenia implica déficit general o cerebral de hierro y afectación de la neurotransmisión dopaminérgica.
Responde a fármacos dopaminérgicos y en algunos pacientes pueden ser útiles anticonvulsivos y opioides.