Tatuajes y piercings es una tendencia al alza. Según el último Congreso de la Academia Europea de Dermatología y Venereología, el 10% de la población mundial tiene un tatuaje o un piercing. Más del 30% de los menores de 40 años se han tatuado y dos tercios de ellos sufren efectos secundarios.
Entre los riesgos potenciales, se citan la aparición de sensibilidad solar, de infecciones y de alergias.
El arte corporal rompe la barrera de la piel y puede producir VIH, hepatitis e infecciones bacterianas debido a tintas contaminadas.
Es necesario contar con una regulación europea común que proteja a los consumidores. El Consejo Europeo estableció la normativa de seguridad ResAp2008 para mejorar los procedimientos de higiene y esterilización de materiales, pero es insuficiente porque las tintas no son lo seguras que deberían. Se necesitan datos sobre la toxicidad y biocinética, y las tintas deberían ser probadas para comprobar su potential de toxocidad, migración .de sustancias y su posible conversión metabólica.
Las alergias producidas por tatuajes son difíciles de tratar puesto que el alérgeno permanece en la piel. Se debería profundizar más en las investigaciones.